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Rimas cortas

III
Escuchar una ola imponente y alta,
al resto engulle y altanera se alza
aún frágil como una noble descalza
y que el rumor de una caracola alcanza.

Y violenta corre a la orilla para ser mansa,
el agobio de la velocidad la arrasa,
vive pero quiere morir sin saber causas;
borrega de la luna, ahora, descansa.

II
Aquellas letras que se asoman en tu ventana,
aquellas luces que ves nada más desperezarse el alba,
aquellas lunas de sangre que hueles,
estas rimas que lees, 
son amor.

Aquellas mañanas de comerciar con miradas,
de reír, de emborracharnos de carcajadas,
aquella rosa de mi sangre manchada
y estas rimas que lees ya marchitadas,
son amor.

Aquellos gorriones que volaban en nuestras cabezas,
todas aquellas dichas que no cesan,
son amor; amor, una palabra exigente, dueña de la poesía,
que sus letras fluyen por los sentidos, sus rías.
Todo es amor, reina de estas rimas.


I
Se refería a un silbato,
natural y de color,
silbaba como si lo cazo,
y cayó descolorido;
había avivado la sangre del horror.


II Tristeza

 Todo negro y azul,
un infierno de colores, lunazul,
todo muerto sin botones
que unieran los sentidos,
y que desaparecieran los tachones.


No había cura. Eso parecía.
No había remedio. Eso parecía.
No había sentido,como no quería.


Pero una rosa cual belleza
saliente de una hermosa,
no pensaba lo mismo,
la cura era la compañía.

La rosa
Rosa rosada, 
muy perfumada,
te proteges con espinas
aunque no te hagamos nada.

Eres cruel y rosada,
bella y armada,
pero sin pétalos
no eres nada.

Una sonrisa
Una sonrisa te quisiera regalar
que si no pudiera
una gran tristeza me ha de dar.
Te veo en sueños,
te veo en el mar,
pero sin sonrisa,
eres una imagen sin alegrar.
Ahora dime, ¿qué sonrisa querrás?