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miércoles, 14 de noviembre de 2012

COMO LEÓN DE HOJALATA

A veces parece que el hombre no está dotado de razón, ni de aquello que late bajo el pecho. A veces, el hombre es un león cobarde de hojalata.

Arrancadme mis quimeras,
no seré persona, no sonreiré,
no en la voz me alojaré,
ni sabré de mi existencia.

Seré la inerte piedra del río,
que me arrastran,
y mi impedimento es nulo,
seré la llama apagada del frío.

Arrancadme mi sentimiento,
y seré el frío mármol que pisas,
una rosa sin perfume, ni si quiera siente,
ni sabré que me arrancan el corazón.

Seré la estatua de la iglesia,
no me verán siquiera un ladeo,
seré el hombre de hojalata,
pero ni sabré que lo soy.

Y vendrá la tristeza a visitarme,
¡tampoco lo hará!, no padezco a la enfermedad,
no, y arrancadme mis espinas,
y seguiré andando un camino sin caminar.

Arrancadme un lamento,
y no podréis, mi metal lo impedirá,
porque no existe nadie tan inerte
como el fruto de la actual humanidad.

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